Entrevista

Estudias arquitectura, ¿cómo te pasaste a ser narrador gráfico?

Siempre quise ser autor de cómic, desde muy pequeño. Soy del tipo de persona que nunca dice lo que realmente quiere, por lo que nunca lo expresé abiertamente. Pero todos mis compañeros de curso, mis hermanos, mis primos y en general la gente de mi misma edad con la que crecí lo sabe muy bien: pasaba todas las clases dibujando, todas las semanas inventando una nueva historia, un nuevo personaje, un sistema de personalidades que pudiera mantener tensión dentro de un mundo ficticio. Tengo cajones y cajones de proyectos por hacer. Sin embargo, siempre me fue muy bien en el colegio y a los 16 años me iba muy bien en los ensayos PSU, y por el contexto en que crecí, mucha gente esperaba mucho de mí, entonces no quedaba bien decir “voy a ser dibujante de cómics”. El mundo se equivoca y subestima a los cómics, y la única forma de demostrar que es así es haciendo obras, y mostrando sus posibilidades.
Yo me eduqué de muchas cosas, pero principalmente leyendo cómics, los cómics que yo leía vendían 6 millones de copias a la semana. El impacto cultural global de muchos de esos cómics hasta hoy en día es muy grande. Y entiendo que muchos dirán que eso es cultura de masas, pero si alguien te va a tratar de convencer de que tal obra de arte contemporáneo es más profunda que una obra de Miyazaki, Satrapi, Togashi o Moore, te están engañando: vas aprender lo mismo o más si vas a leer esos cómics.
Entré a arquitectura porque pensé que iba a desarrollar muchas habilidades, que me entrenaría en varias áreas. En arquitectura te enseñan matemáticas, arte, dibujo, historia, filosofía, ingeniería y muchas cosas más. Todo ese conocimiento es perfectamente aplicable a la narración gráfica y al cómic. Mira a Gabriel Rodríguez, mira a Gonzalo Martínez. Voy a hacer lo posible por vivir de los cómics, y si no se puede, siempre podré trabajar como arquitecto para llevar el pan a la casa y hacer que mis futuros hijos vivan bien. Pero incluso en el caso en que esté lleno de trabajo de arquitecto, nunca dejaré de hacer cómics.

Llevas un buen tiempo publicando tu web comic Carta Prat. ¿Cómo ha sido la experiencia en publicar en ese formato?

Me abrió la cabeza. Una vez, Toyo Ito, un arquitecto japonés, escribió que navegar en internet es como meter los pies en el agua. En un sentido espacial esa es la sensación. Estás en Chile, y dos segundos luego hablando con gente de Corea del Sur, de México, contestando a indoneses ayudándote con traductores, tratando de hacer negocios con españoles. Estás en todos lados y al mismo tiempo en ninguno. Puedes ser completamente exitoso y conocido, pero sales de la puerta de tu hogar y no te conoce nadie. Un espacio paradójico sin espacio. El webcomic está inserto en eso, en ese sistema de conexiones inmenso. Carta Prat me ha permitido entender en un año mucho mejor internet de lo que no lo había entendido en toda mi vida.
Una de las cosas más curiosas que me pasó este último año es que muchos indoneses, estoy hablando de miles de personas, empezaron a generar muchas interacciones con mis cómics, a pesar de que no entienden ni una sola palabra de lo que dicen. Y aunque hace un par de años no sabía prácticamente nada de Indonesia, ahora siento una afinidad muy grande con ese país. Este año comenzaré a hacer webcómics y trabajos para ellos. Indonesia es un país gigantesco, con una fuerza de trabajo y una cultura arrolladora. Estos lugares que han quedado al margen de la historia oficial y de la economía, que concentran la mayor parte de la población mundial y que sus mitos y culturas no han sido destacadas, y de hecho, muy poco mostradas en las ficciones del mundo globalizado, como el sudeste Asiático, Latino américa, África, entre otros, son los lugares que me interesan a mí.

Tu webcomic ganó el 2015 el premio a mejor webcomic y mejor webcomic de suspenso en el portal donde lo publicas, Subcultura. Además te adjudicaste el fondo del libro para convertirlo en un libro a todo color. ¿Qué sientes al recibir estos premios a tu esfuerzo?

El año pasado recibí el fondo del libro para realizar Chajnantor, un cómic de ciencia ficción que está pronto a publicarse. Este año recibí otro para Carta Prat, y esa confirmación me hace sentir muy tranquilo con mi propio trabajo. Eso también tiene relación con que este año mucha gente ha leído lo que hago, y para mí, que estoy recién empezando a publicar, es algo muy gratificante. Con respecto a Subcultura, pienso que es una gran comunidad y estoy muy agradecido por la gente que votó por mi cómic.
Creo que si de esfuerzo se trata, todavía me falta. Me despierto por las mañanas y pienso que aunque haga muchas páginas esa semana, siempre hay un japonés o un norteamericano que hace el doble de trabajo que yo en el mismo periodo de tiempo, exactamente con los mismos materiales y la misma capacidad mental y física. Eso me hace sentir fatal y comienzo a trabajar de inmediato. No quiero mirar a la gente que admiro como estrellas fugaces que nunca alcanzaré, sino como lo que son, seres humanos muy talentosos que trabajaron mucho. Siento que cualquiera de nosotros puede ser uno de ellos.

Pasando a la parte técnica, ¿tu trabajo lo realizas de forma análoga o digital?

Depende. Para Chajnantor hice el grafito y las tintas a mano, y para Carta Prat hice todo en computador. Tiene que ver con lo que quieras expresar. Carta Prat es una historia rápida de tensiones cortas de guion. Chajnantor es una historia pensada con más calma, con partes de tensiones largas, eso quiere decir que cada viñeta pide más atención o idealmente debería leerse más lento. Por esto el lineart de esta es a mano.

A los chicos que están recién empezando, ¿qué les recomendarías: hacer talleres o aprender de forma autodidacta?

Antes que recomendarle alguna de esas opciones, les recomendaría leer. En primer lugar y por sobre todas las cosas, leer. Una vez se conozcan a sí mismos y se entiendan a ellos, o vean las cosas que les interesan, entenderán cual es el camino que deben tomar. Hay espíritus que están mucho más cómodos aprendiendo todo solos en casa, y otros que necesitan el contacto humano o que en la interacción aprenden mucho más. Hay que conocerse a sí mismo, y eso solo se hace leyendo y cultivándose.

Información

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Estudiante de arquitectura y autor de cómic. Se he desempeñado como dibujante, guionista y engrisador en la revista Ciudadela. Y como guionista y dibujante en diferentes proyectos de narración gráfica.

Publicaciones

  • Zafiro ladrón, Ciudadela 1 – Multiverse – 2009
  • Metamorfosis, Ciudadela 2 – Multiverse – 2009
  • Zafiro Ladrón, Ciudadela 3 – Multiverse – 2010
  • Berenice, Ciudadela 3 – Multiverse – 2010
  • CARTA PRAT – Subcultura – 2014
  • CHAJNANTOR – Nahual – 2016